Para entender un poco sobre la idea y el nombre del blog,diré que la idea me rondaba desde hace tiempo.Desde que leí un cuento de la escritora norteamericana Ursula K. Le Guin en el Nº3 de la revista "El Pendulo"(Septiembre de 1981),traté de incorporar a mi filosofía de vida el concepto genral del cuento,(no siempre con éxito).Nunca,o casi nunca,encontré gente que compartiera demasiado esta forma de ver las cosas y cuando me empezó ainteresar la informática y sobre todo las posibilidades de comunicación que ofrecía Internet,la idea se fué
instalando cada vez más en mi cabeza. Quiero encontrar gente interesante con quién poder compartir cosas. Con el
surgimiento de los blogs y luego de muchas vueltas,por fín me decidí a encararlo,y aunque ahora la ansiedad me
tiene a maltraer,sé que por falta de práctica y conocimientos de manejo de un blog,tendré que ir despacio.Me está
ayudando mucho el buscar información en blogs de ayuda sobre el tema,a los cuales prometo nombrar,y trataré de
que me salga lo mejor posible,mejorando la presentación de este espacio.De todos modos,siempre será más importante el contenido que el contenedor.A pesar de lo anteriormente dicho,uno de los consejos que aparece más seguido para el "éxito" de un blog,es no
poner textos largos y cómo este espacio no fué creado para tenerlo,sino que se busca calidad y no cantidad,es
imprescindible insertar el relato en cuestión,ya que es el disparador de todo esto.
Los que abandonan Omelas
Ursula K. Le Guin
Con un repicar de campanas que echaba a volar las golondrinas,el Festival de Verano llegaba a la ciudad de Omelas,torres brillantes junto al mar.En la bahìa,chispeaban banderas en las jarcias de los barcos.En las calles,entre casas de tejado rojo y paredes pintadas,entre jardines musgosos y bajo avenidas de àrboles,frente a grandes parques y edificios públicos,avanzabanlas procesiones.Algunas eran sobrias:ancianos con largas y rìgidas tùnicas color malva y gris,graves maestres de cada oficio.mujeres apacibles y alegres que llevaban sus niños y caminaban parlotando.En otras calles la mùsica era màs ritmica,un trepidar de gongs y panderos,y la genteiba danzando,la procesiòn era una danza.Los niños correteaban de aquì para allà,y sus chillidos,estridentes se elevaban sobre la mùsica y el canto como el vuelo raudo de las golondrinas.Todas las procesiones se dirgìan al lado norte de la ciudad,donde en el gran prado llamadoCampos Verdes,muchachos y muchachas,desnudos en el aire brillante,los pies y los tobillosenlodados,los brazos largos y àgiles,ejercitaban los caballos resoplantes antes de la carrera.Los caballos no usaban ningùn arreo,salvo una brida sin bocado.Tenian las crines orladascon banderines plateados,doradas y verdes.Hacìan aletear los ollares y coceaban y alardeabanentre sì;estaban muy excitados,pues el caballo es el ùnico animal que ha adoptado como propiasnuestras ceremonias.Allà lejos,al norte y al oeste,las montañas se erguìan casi arrinconando aOmelas contra la bahìa.El aire de la mañana era tan lìmpido que la nieve que todavìa coronaba losDieciocho Picos aùn ardìa con un fuego oro blanco a travès de millas de aire luminoso,bajo el azul oscuro del cielo.Soplaba apenas viento suficiente para que los estandartes que marcaban la pista de carreras chasquearan y flamearan de vez en cuando.En el silencio de los anchos prados verdesse oìa la mùsica serpeando por las calles de la ciudad,màs lejos y màs cerca y siempre aproximàndose,una gozosa y tenue dulzura del aire que de vez en cuando tiritaba y se arracimaba y estallaba enel clamoreo inmenso y alegre de las campanas.
¡Alegre! ¿ Còmo se puede nombrar la alegrìa ? ¿ Còmo describir a los ciudadanos de Omelas?
Ante todo;no eran gente simple,aunque eran felices.Pero hoy dìa las palabras de jùbilo han caìdo endesuso.Todas las sonrisas se han vuelto arcaicas.Ante una descripciòn como èsta uno tiende a hacerciertas presunciones.Ante una descripciòn como èsta uno tiende a buscar al rey,montado en unesplèndido corcel y rodeado por sus nobles caballeros,o quizàs tendido en una litera dorada llevada por esclavos musculosos.Pero no habìa rey.No usaban espadas,ni tenìan esclavos.No eran bàrbaros.No conozco las normas ni las leyes de esa sociedad,pero sospecho que eran singularmente escasas.Asì como se arreglaban sin monarquìa ni esclavitud,tambièn podìan prescindir de la bolsa de valores,la publicidad,la policìa secreta y la bomba.Sin embargo debo repetir que no eran gente simple,nibucòlicos pastores,ni buenos salvajes,ni utopianos blandos.No eran menos complejos que nosotros.El problema ea que tenemos la mala costumbre,alentada por los pedantes y los sofisticados, de considerar la felicidad como algo bastante estùpido.Sòlo el dolor es intelectual,sólo el mal es interesante.Esa es la traiciòn del artista:una negativa a admitir la trivialidad del mal y el tedio espantoso del dolor.Sino puedes vencerlos,ùnete a ellos.Si duele,repìtelo.Pero elogiar la desesperaciòn es condenar el deleite,adherir a la violencia es perder de vista todo lo demàs.Casi lo hemos perdido:ya no sabemos describir a un hombre
feliz,ni celebramos la alegrìa.
¿ Còmo puedo contaros sobre la gente de Omelas ?.No eran niños ingenuos y felices,aunque es ciertoque sus niños eran felices.Eran adultos maduros,inteligentes,apasionados,cuyas vidas no eran sòrdidas.¡Oh milagro!.Pero ojalà pudiera describirlo mejor.Ojalà pudiera convenceros.Omelas suena en mis palabrascomo una ciudad de cuentos de hadas,hace tiempo y allà lejos,èrase una vez.Tal vez serìa mejor si laimaginarais segùn vuestra propia fantasìa,esperando que la ciudad estè a la altura de la ocasiòn,pues porcierto no puedo conformaros a todos.Por ejemplo,¿ Què diremos de la tecnologìa ?.Pienso que no habrìacoches ni helicòpteros en y sobre las calles;es natural,considerando que los habitantes de Omelas son gente feliz.La felicidad se basa en una descriminaciòn justa entre lo que es necesario,lo que no es ni necesario ni destructivo,y lo que es destructivo.En la categorìa intermedia,sin embargo,-lo innecesariopero no destructivo,el confort,el lujo,la exuberancia,etc.-,bien podrìan tener calefacciòn central,trenessubterràneos,màquinas de lavar,y toda suerte de artefactos maravillosos aùn no inventados aquì,fuenteslumìnicas flotantes,energìa sin combustible,una cura para el vulgar resfrìo.O podrìan no tener nada de eso:lo mismo da.Como gustèis.Yo me inclino a pensar que los habitantes de los pueblos costeros de la zonahan estado llegando a Omelas durante los ùltimos dìas antes del Festival en trencitos mùy ràpidos ytranvìas de dos pisos,y que la estaciòn ferroviaria de Omelas es en verdad el edificio màs elegante de la ciudad,aunque màs sencillo que el suntuoso Mercado de los Granjeros.Pero aunque haya trenes,temo quehasta ahora Omelas os parece demasiado idìlica.Sonrisas,campanas,desfiles,caballos;bah.En tal caso,añàdase una orgìa.Si una orgìa ayuda,no hay por què titubear.No agreguemos,sin embargo,templos dedonde bellos sacerdotes y sacerdotisas desnudas salen casi en èxtasis y prontos para copular con cualquierhombre o mujer,amante o desconocido que desee unirse con la profunda naturaleza divina de la sangre,aunque èsa fuè mi primer idea.Pero en verdad serìa mejor no tener templos con sacerdotes.Religiòn sì,clero no.Por cierto,las beldades desnudas pueden vagabundear sin màs,ofreciendose como manjares divinospara el hambre de los necesitados y la fascinaciòn de la carne.Que se unan a las procesiones.Que los panderosresuenen por encima de las copulaciones,y la gloria del deseo sea proclamada en los gongs,y (un detalle nadabaladì) que los retoños de estos deliciosos rituales sean amados y cuidados por todos.Sè que algo no existe en
Omelas,y es la culpa.¿ pero què màs deberìa haber ?.Al principio pensè que no habìa drogas,pero eso es
puritanismo.Para quienes gustan de ello,la dulzura tenue y punzante del druz puede perfumar los caminos dela Ciudad,el druz que primero propicia una gran lucidez mental y agilidad corporal,y al cabo de unas horas una
somnolienta languidez,y al fin maravillosas visiones de los mismos arcanos y secretos ìntimos del Universo,ademàs de estimular el placer sexual màs allà de todo lo imaginable;y no crea hàbito.Para los gustos màsmodestos creo que deberìa haber cerveza.¿ Què màs,que màs habrà en la ciudad de la alegrìa ?.La sensaciònde triunfo.desde luego,la celebraciòn del coraje.Pero como prescindimos del clero,prescindamos de los soldados.La alegrìa construìda sobre una matanza victoriosa no es una alegrìa limpia;no conduce a nada,es temible y es frìvola.Una sensaciòn ilimitada y generosa,un triunfo magnànimo que no nace de de la hostilidad contra un
enemigo externo sino de la comuniòn entre las almas màs refinadas y bellas de los hombres de todas partesy el esplendor del verano del mundo:esto es lo que inflama los corazones de la gente de Omelas,y la victoriaque celebran es la victoria de la vida.En verdad no creo que muchos necesiten tomar druz.La mayorìa de las procesiones ha llegado ahora a los Campos Verdes.Un maravilloso olor a comida brota de los
puestos rojos y azules de los proveedores.Los niños tienen pegotes deliciosos en las caras;de la benigna barba gris
de un hombre cuelgan dos migajas de un rico pastel.Los jòvenes y las muchachas han montado a caballo y se estàn agrupando alrededor de la lìnea de largada de la pista.Una vieja,baja,gorda,risueña,està repartiendo flores de
un canasto,y hombres jòvenes y altos usan las flores en la melena brillante.Un niño de nueve o diez años estàsentado en el linde de la muchedumbre,solo,tocando una flauta de madera.La gente se detiene a escuchar,ysonrìe,pero nadie le habla porque el nño nunca deja de tocar y nunca ve a nadie,los ojos oscuros profundamentesumidos en la magia dulce e inaprensible de la melodìa.Concluye,y baJa lentamente las manos que empuñan la flauta de madera. Como si ese pequeño silencio privadofuera la señal,la trompeta trina de repente en el pabellònde la lìnea de largada:imperiosa,melancòlica,penetrante.Los caballos corcovean,y algunos responden con un
relincho.Serenos,los jòvenes jinetes acarician el pescuezo de los caballos y los tranquilizan,susurrando:"calma.calma,mi belleza,mi esperanza..."Empiezan a formar una fila en la lìnea de largada.Junto a la pista,las multitudes,son como un campo de hierba y flores al viento.El Festival de Verano ha comenzado.
¿ Lo creèis ? ¿ Aceptàis el festival,la ciudad,la alegrìa ?.¿ No ?.Pues entonces escribirè algo màs.
En los cimientos de uno de los hermosos edificio pùblicos de Omelas,o quizà en el sòtano de una de las amplias moradas,hay un cuarto.Tiene una puerta cerrada con llave,y ninguna ventana.Un tajo de luz polvorienta se
filtra entre las hendijas de la madera,despuès de una ventana cubierta de telarañas en alguna parte del sotano.En un
rincòn del cuarto hay un par de estropajos,duros,sucios,hediondos,junto a un balde oxidado.El suelo es mugre,un poco hùmeda al tacto,còmo suele ser la mugre de los sòtanos.El cuarto tiene tres metros de largo por dos deancho:una mera alacena o galpòn en desuso.En el cuarto està sentado un niño.Tambièn podrìa ser una niña.Aparenta seis años,pero tiene casi diez.Es dèbil mental.Tal vez lo es de nacimiento,o quizà lo imbecilizaron el
miedo,la desnutriciòn y el descuido.Se escarba la nariz y de vez en cuando se palpa los pies o los genitales, mientras està acurrucado en el rincòn màs alejado del balde y los estropajos.Tiene miedo de los estropajos.Le parecen horribles.Cierra los ojos,pero sabe que los estopajos estàn todavìa allì;y la puerta tiene llave;y nunca vendrà nadie.La puerta siempre tiene llave;y nunca viene nadie,excepto que a veces-el niño no comprende eltiempo ni los intervalos de tiempo-,a veces la puerta cruje horriblemente y se abre,y entra una persona,o variaspersonas.Una de ellas quizà se se acerque y patee al niño par obligarlo a levantarse.Las otras nunca se acercan,sino que lo observan con ojos aprensivos y asqueados.Le llenan apresuradamente el cuenco de comida y lajarra de agua,cierran la puerta,los ojos desaparecen.La gente de la puerta nunca dice nada,pero el niño,que no
siempre ha vivido en ese cuartucho,y puede recordar la luz del sol y la voz de la madre,a veces habla."Me portarèbien",dice,"Por favor,quiero salir.¡Me portarè bien!.Nunca le responden.Antes el niño pedìa ayuda a gritos durante la noche,y lloraba mucho,pero ahora sòlo emite una especie de quejido,"eh-haa-,eh-haa",y cada vez habla menos.Ea tan raquìtico que no tiene pantorrillas;le sobresale el vientre;se alimenta de medio cuenco de cerel y grasa pordìa.Está desnudo.Las nalgas y los muslos son una masa de ùlceras infectas,pues està continuamente sentadosobre sus propios excrementos.Todos saben que està ahì,todos los habitantes de Omelas.Algunos han venido a verlo,otros se contentan meramente con saber que està ahì.Todos saben que debe estar ahì.Algunos entienden por què, y algunos no loentienden,pero todos entienden que su felicidad,la belleza de su ciudad,la ternura de sus amistades,la salud desus hijos,la sabidurìa de sus eruditos,la habilidad de sus artesanos,incluso la abundanciade sus cosechas y el aire
templado,dependen absolutamente de la abominable desdicha de este niño.Normalmente explican esto a los hijos cuando ellos tienen entre ocho y doce años,cuando parecen capaces de
comprenderlo;y la mayorìa de los que vienen a ver al niño son personas jòvenes,aunque muchas veces son adultosque vienen,o vuelven,a ver al niño.Por precisas que sean las explicacines que han recibido,estos jòvenes espec-tadores siempre se escandalizan y asquean ante el espectàculo.Sienten nàuseas,aunque se creìan por encima deesa sensaciòn.Sienten furor,ultraje,impotencia,pese a todas las explicaciones.Les gustarìa hacer algo por el niño.Pero no pueden hacer nada.Serìa bueno poder llevar al niño a la luz del sol,sacarlo de ese lugar aberrante,limpiarloy alimentarlo y confortarlo;pero si se hiciera,la prosperidad y la belleza y el deleite de Omelas se marchitarìan ysecarìan ese mismo dìa,esa misma hora.Esas son las condiciones.Cambiar toda la bondad y gracilidad de cada vida
de Omelas por esa sola y pequeña buena acciòn,perder la felicidad de miles por la posible felicidadde uno;porcierto eso serìa abrir las puertas a la culpa.Las condiciones son estrctas y absolutas:al niño no se le puede dirigir ni siquiera una palabra de cariño.A menudo los jòvenes vuelven a casa llorando,o tan furiosos que no pueden llorar,cuando han visto al niño y han
enfrentado esta paradoja atroz.quizà cavilen semanas o años.Pero con el tiempo empiezan a comprender que aunque soltaran al niño,la libertad no le brindarìa muchas cosas,el placer vago y pequeño de la tibieza y la
comida,sin duda,pero no mucho màs.Està demasiado degradado e imbecilizado para gozar realmente de la alegrìa:ha temido demasiado tiempo para estar libre del miedo:En verdad,despuès de tanto tiempo es probableque fuera infeliz sin paredes que lo protejan,sin oscuridad para los ojos,sin excrementos donde sentarse.Laslàgrimas vertidas por esa atroz injusticia se secan cuando empiezan a entender la terrible justicia de la realidady a aceptarla.Sin embargo esas lágrimas y esa furia,la generosidad puesta a prueba y la aceptaciòn de la impoten-cia,son tal vez la verdadera fuente de esplendor de sus vidas.No gozan de una felicidad vaporosa,irresponsable:saben que ellos,como el niño,no son libres.Conocen la compasiòn.La existencia del niño,y el hecho de que ellos conozcan su existencia,posibilita la nobleza de su arquitectura,la hondura de su mùsica,la profundidad de su ciencia.Es por causa del niño que tratan bien a los niños.Saben que si ese desdichado no estuviera acurrucadoen la oscuridad,el otro,el flautista,no podrìa ejecutar una mùsica alegre mientras los jòvenes y bellos jinetes sealinean para la carrera del sol de la primera mañana de verano.
¿ Ahora creèis en ellos ?.¿ No son màs convincentes ?.Pero hay algo más que contar.Y esto es absolutamente
increìble.
En ocasiones,uno de los adolescentes que va a ver al niño no vuelve al hogar, dominado por la furia o el llanto:no vuelve simplemente al hogar.de vez en cuando un hombre o una mujer de màs eddad guardan silencio un par de
dìas,y luego se van.Esta gente sale a la calle,y echa a andar hasta salir de la ciudad de Omelas por las hermosaspuertas.Siguen caminando a travès de las tierras de labranza de Omelas.Cada cual va solo,muchacho o
muchacha,hombre o mujer. Cae la noche;el viajero debe atravesar callejas de aldeas,entre casas con ventanas iluminadas de amarillo,y luego salir a la oscuridad de los campos.Siempre solos,van al oeste o al norte,hacia lasmontañas.Siguen adelante.Abandonan Omelas,siguen caminando en la oscuridad,y no regresan.El lugar al cual se dirigen es un lugar aùn menos imaginable para la mayorìa de nosotros que la ciudad de la dicha.Ni siquiera puedo describirlo.Es posible que no exista.
Pero ellos parecen saber adònde van,los que abandonan Omelas.
Tìtlo del original en inglès: "The ones who away from Omelas"-1973,1975 by Ursula K. Le Guin.Traducciòn.Carlos Gardini.
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2 comentarios:
Alguien que le pone "Los que abandonan Omelas" a su blog, pretende "intercambiar ideas", leyó El Péndulo (donde trabajé codo a codo con Souto, Capanna, Gardini, Gandolfo y otros) y para colmo dice que le interesan las especulaciones... no puede no estar en contacto con Sinergia...
Sergio Gaut vel Hartman
Es realmente un honor y más que nada me dió un inmenso placer,el ver tu comentario,ya que soy un fanático de la Ciencia Ficción.Leí los cuatro números de "El Péndulo",que salieron como suplementos de la revista Humor,aunque ya no los tengo.Si tengo,y varias veces releídos ,los 10 números de formato libro,más algunos de la segunda y tercer época,los que están celosamente guardados y no se prestan,salvo en ocasiones muy especiales.Ya estoy entrando a Sinergia.Saludos y espero mantenernos en contacto.
Salemo.
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